La literatura en los colegios debería ser un paréntesis dentro de la actividad diaria, una hora de sosiego en la que el alumno escucha, piensa en sus cosas o se duerme mientras el maestro lee en voz alta libros que no tienen por qué seguir el disparatado orden del canon escolar. (Daniel Pennac)

16 diciembre 2009

MICRORRELATOS DE NAVIDAD

Muchos escritores toman la Navidad como pretexto para jugar con la lengua y la literatura. Ofrecen una mirada distinta de estas fechas cargadas de buenas intenciones.

NOCHES DE REYES

Ya había cumplido once, pero se negaba a aceptar la realidad. No existen los Reyes. ¡Cómo que no! Yo he visto que se han bebido el agua y se han comido los mazapanes. El agua me la bebo yo, le decía Gerardo. Y yo los mazapanes, explicaba Carmen. La niña se resistía. Prefería seguir sin saberlo. Juraba que había oído las pisadas de los camellos. Nosotros somos los Reyes. No puede ser. ¿Y por qué no puede ser? Pues? porque? ¿entonces quién es el tercero? ¡Falta un Rey! De pronto, la niña se rindió y dijo desilusionada: Es verdad. El tercero es el tío Julio, ¿a que sí? Por eso viene cuando no está papá, ¿verdad? ¡Basta de tonterías! Los Reyes somos papá y mamá. Ahora vete a tu cuarto. Gerardo no miró a Carmen, que se había puesto muy roja. Él también prefería no saber. ¿Para qué perder la ilusión? Julio era el hermano pequeño de Gerardo, el tercer Rey Mago.


por Rafael Reig


EL RELEVO



Le despertó con un vaso de leche caliente. Le tenía el traje rojo planchado y las botas lustrosas. Le dio entre lástima y vergüenza ver a su marido, jadeante, arrastrando por el pasillo un saco de regalos inútiles y pasados de moda, hasta cargarlo, entre resoplidos, en el trineo. Le puso la bufanda que acababa de tejer y le limpió el moquillo. El hombre bostezaba. Tosía: estaba hecho un viejo cegato y culón. Cuando los renos alcanzaron su velocidad de crucero, Mamá Noel murmuró: El pobre está acabado, voy a tener que hacerme cargo del negocio....

Por José Luis García Sánchez


NOCHEBUENA INFERNAL



La cena familiar había sido un desastre. Empachado y enardecido aún por el último alfilerazo irónico de su cuñado, Luis sintió vértigo y un angustioso hormigueo que comenzaba en su mano izquierda y terminaba en su barbilla. Iba a pedir ayuda a su mujer cuando se desplomó sobre el árbol de Navidad, derribando también a su suegra. Al abrir los ojos, creyó encontrarse ante Papá Noel. El calor era delicioso; el silencio, un alivio. ¿Y el resto del mundo?, preguntó con el rostro beatífico. "Eres el único condenado tras el Juicio Final" le contestó Satanás con frialdad, "el resto de la humanidad ha logrado el Cielo".

Juan Aparicio Belmonte.


Si quieres leer más, pincha aquí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario