organizada por el torero Ignacio Sánchez Mejías.
PEDRO SALINAS.
Para vivir no quiero
islas, palacios, torres.
¡Qué alegría más alta:
vivir en los pronombres!
Quítate ya los trajes,
las señas, los retratos;
yo no te quiero así,
disfrazada de otra,
hija siempre de algo.
Te quiero pura, libre,
irreductible: tú.
Sé que cuando te llame
entre todas las gentes
del mundo,
sólo tú serás tú.
Y cuando me preguntes
quién es el que te llama,
el que te quiere suya,
enterraré los nombres,
los rótulos, la historia.
Iré rompiendo todo
lo que encima me echaron
desde antes de nacer.
Y vuelto ya al anónimo
eterno del desnudo,
de la piedra, del mundo,
te diré:
«Yo te quiero, soy yo».
Alguien habló de "poesía de la gramática". Salinas, poeta y profesor que ahonda en el lenguaje, descubre aquí un sentido poético en una categoría gramatical: los pronombres. Es una muestra de cómo el citado "conceptismo interior" tiene sus raíces en la sustancia misma de la lengua.
Subyace en el poema una idea del amor como sintonía de dos personas en lo que tienen de más auténtico o de esencial, por debajo de lo superficial o accesorio. El poeta propone a la amada, y se propone a sí mismo, un renunciar a lo que se ha sido, un despojarse de 1o accesorio o lo convencional, un liberarse de ataduras o raíces, como condición necesaria para una libre y plena entrega mutua.
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